viernes, 29 de abril de 2011

El cerebro humano y los sentimientos

El sentimiento es el componente subjetivo y vivencial de la emoción. La emoción tiene tres componentes: experiencia subjetiva; sentimiento o afecto que es analizado introspectivamente y comunicado en forma verbal o gesticular (agradables o desagradables) y expresión emocional. El placer, la exaltación, la euforia, el éxtasis, la tristeza, el abatimiento, la depresión, el miedo, la ansiedad, la ira, la hostilidad y la calma son emociones que contribuyen a la riqueza de nuestra vida personal y llena de sensaciones y caracterizan nuestros actos.
En forma común, utilizamos el término emoción para referirnos a nuestros sentimientos y estados de ánimo, y el modo en que ambos se expresan son nuestra conducta y la respuesta de nuestro cuerpo. La emoción combina un proceso evaluador mental con una serie de respuestas, la mayoría dirigidas al cuerpo para generar un estado corporal–emocional, pero también hacia el mismo cerebro para producir cambios adecuados en el modo de procesamiento cognitivo, entendiéndose éste por el proceso mental.
Como consecuencia de los sentimientos o cualidad, la conducta se inclina hacia la aceptación o el rechazo y se expresa cuando se evita una relación o se acerca a algo. Esta expresión emocional puede medirse en forma objetiva y sencilla, pues se demuestra con gestos, miradas, posturas. Son medidas por el sistema nervioso motor y/o autónomo y por otro sistema (endocrino u hormonal). Entonces, la emoción es la combinación del proceso que evalúa respuestas y los sentimientos son tan cognitivos como cualquier otra percepción o imagen captada por nuestra vista y cerebro.
La esencia de un sentimiento no es una cualidad mental escurridiza ligada a una situación, es la percepción directa de un lenguaje del cuerpo. Así, los sentimientos no son tan intangibles, se puede ver un sustrato neural de ellos, las redes neuronales en que se basan y transitan desde el sistema límbico, redes prefrontales y los sectores del cerebro que cartografían las señales procedentes del hombre.
El sentimiento se puede ver a través de una ventana que se abre sobre una imagen actualizada de la estructura y el estado de nuestro ser. Si no fuera por la posibilidad de sentir los estados del cuerpo, que de manera innata son dolorosos o placenteros, no habría sufrimiento ni dicha. Junto con las emociones, los sentimientos no son un lujo, es nuestra orientación interna y damos señales externas, son nuestra alarma de motivación o dispositivos de predisposición o rechazo.

HISTORIA CEREBRAL DE LOS SENTIMIENTOS
Hace un siglo, se planteó sobre la naturaleza del sentimiento: 1. El proceso fisiológico del impulso del sentimiento. 2. La recepción de ese sentimiento. 3. El resultado o respuesta de esta recepción. Si experimentamos alguna emoción fuerte y después intentamos abstraer de nuestra conciencia todas las sensaciones de sus síntomas corporales, veremos que, por ejemplo, en situaciones de ira, el pecho estalla, la cara se ruboriza, los dientes se aprietan… Un investigador propuso la existencia de un cerebro visceral, mas tarde llamado límbico, como el área anatómica del cerebro emocional. La pieza central del sistema límbico es el hipocampo, en el cual se recepta la información del mundo exterior a través del oído, olfato, vista, tacto, gusto, así como del mundo interior o visceral.
Hablando de sentimientos, ¿qué es el miedo? Es la respuesta a lo desconocido, a algo que denota temor. Desde el principio forma parte de la vida humana, está presente en todas las culturas. Los efectos del miedo se miden según las respuestas emitidas por las personas, cambios autónomos y endocrinos, reflejos o conductas. Por tanto, el miedo es medible, variable y evaluable. Hoy se realizan técnicas de evaluación y estudios cerebrales, como la tomografía con emisión de positrones, resonancia magnética funcional, magnetoencefalografía.
La experiencia emocional consciente es inevitable. Cuando paseamos tranquilos, generamos ritmos de 40 Hz, mientras construimos imágenes del mundo externo, de pronto, un perro ladra y amenaza o una serpiente aparece en escena, ahí nuestro centinela amigdalino entra automáticamente en actividad y pone en marchas todas las respuestas corporales con alteración subsiguiente de su representación y la del YO. Con el estimulo peligroso, el ritmo de 40 Hz sube de acuerdo a la necesidad orgánica, reacciona ante la escena y procesa el contenido de la misma. Se unen las redes neuronales con nuestra memoria funcional para dar respuestas a la experiencia emocional que se obtiene. El resultado es generar conciencia y respuesta con invocación subjetiva.

¿COMO SON LAS EMOCIONES?
La emoción tiene componentes evaluativos, expresivos y subjetivos. Una emoción crea posturas, expresiones faciales (defensa, ira, malestar…), activa el sistema autónomo (que genera trastornos viscerales), activa el sistema endocrino y peptídico (respuestas sexuales o afectivas) y activa neurotransmisores o sustancias químicas que producen un cambio en la eficiencia y estilo del procesamiento cognitivo o consiente. Esta es la cadena de respuestas del organismo frente a las emociones. A su vez, las emociones se relacionan con imágenes pre-establecidas de nuestra memoria, conocidas como engramas (chips de memoria cerebral) y la memoria funcional, o la que ejecuta y emite la respuesta.

 EN RESUMEN
Hemos comentado brevemente todos los componentes del sentimiento emocional:
1.- Tenemos un sistema emocional especializado que recibe entradas sensoriales, las interpreta y produce respuestas conductuales, autónomas y endocrinas. 2.- Tenemos un conjunto de sistemas especializados de memoria a corto plazo, sistemas especializados sensoriales en la corteza cerebral que mantiene la información sobre los estímulos presentes. 3.- Tenemos funciones ejecutivas que atienden a los sistemas especializados, recuperan información de la memoria duradera e interpretan los contenidos de los sistemas especializados sensoriales, en términos de memorias a largo plazo. 4.- Se activa la corteza cerebral para emitir respuestas, y 5.- Tenemos la retroacción del estado corporal de la información visceral y somática (sistema digestivo) que retorna al cerebro durante un evento emocional.
Las emociones le permiten al cerebro brindarnos la configuración mental establecida, la construcción de colores, las intuiciones innatas, la modularidad del conocimiento, las abstracciones, nuestras ideas sobre la belleza, las palabras, la percepción como mensaje seudo-onírico que son modulados por nuestros sentidos, el dolor, la memoria, la conciencia, la defensa y el castigo, la depresión, los bajos instintos, la fuerza, el amor.
Así, el cerebro es fuente inagotable de redes que procesan, de lo simple a lo complejo, nuestro crecimiento del lenguaje fácil hasta el lenguaje florido, espontáneo; desde la búsqueda de satisfacer las necesidades vitales hasta la búsqueda de satisfacer las más complejas experiencias físicas, emocionales o vivenciales. El cerebro es el archivo fundamental de todas las experiencias, sensaciones, emociones y sentimientos, el mismo que crece o se modifica según nuestra evolución.